El desierto Peruano se come a la ruta y en tramos, incluso se la engulle. Pero el verdor de los muchos oasis, café que el camino no sea monotono, al contrario, las curvas, aquellas, bellezas geometricas que adornan a los caminos hermosos, se presentan cada tanto para contentar inmensamente a la moto, que vive de ellas.
Arequipa es un ligero descanso, demasiado parecida a Cuenca para quedarse mas de una noche........